En las últimas décadas y particularmente en nuestros días, es un lugar común y frecuente hacer referencia a un movimiento de globalización que abarca todo el ámbito terrestre según el cual y a partir de la segunda guerra mundial, existe una tendencia a igualar todas las costumbres y formas de vida sociales en los distintos países. Se habla así de una desaparición de los límites nacionales y una actitud general de la población mundial a adoptar las mismas normas de vida. Sin negar que este fenómeno tenga lugar es necesario señalar que existe la tendencia de considerar el estado de desarrollo de la ciencia y la tecnología, como factores accesorios en la sociedad similares, en cierta forma, al arte y la literatura, es decir apéndices de la política y tal vez de la economía, dejando a un lado su importancia en el progreso de cada período de la historia de la humanidad.
Sin embargo, tal como se expondrá, la denominada “globalización” no es consecuencia exclusiva del desenvolvimiento de factores económicos, sino que en este proceso el desarrollo tecnológico y científico ha tenido y sigue teniendo una importancia singular, tal como lo demuestra su historia. Sin los avances producidos en el siglo XIX en las comunicaciones, el transporte y la industria en general y en particular, en el siglo XX, en las aplicaciones de la electricidad y la electrónica a la conquista del espacio, mediante el uso de satélites, la globalización, sin duda, no hubiera alcanzado el progreso que es del dominio de una parte de la población mundial.
Cabe afirmar que la economía tiene una decisiva influencia en el avance de la técnica, pero ésta, a su vez, tiene preponderancia en el desarrollo de los pueblos y en sus condiciones de vida. En verdad, ambos factores están indisolublemente vinculados y contribuyen al unísono en el avance del uno y del otro. Un economista tan destacado como el austriaco, Joseph Schumpeter sostiene que las innovaciones tecnológicas se suceden en ondas que duran entre 50 y 60 años y cada una de ellas produce una "nueva economía" que da lugar al incremento de la inversión y el exceso, seguido de una caída ruinosa, pero que deja al mundo más rico y en mejor situación.
El concepto de globalización no es reciente, hace más de 40 años, en 1962, Carlo Cipolla señalaba que: Día a día el mundo parece más y más pequeño y sociedades que prácticamente durante milenios se habían ignorado súbitamente se ponían en contacto o... en conflicto. Agregaba que en nuestras relaciones, tanto en política como en economía, en organizaciones sanitarias o en la estrategia militar era necesario tener un punto de vista distinto.
Vinculación entre ciencia y tecnología.
Ciencia y técnica, su utilización en la producción de bienes para satisfacer las necesidades de la sociedad humana son inseparables, aunque a veces pueden correr por distintos rumbos, con énfasis en la investigación científica (teoría) en algunos casos y en otros en las aplicaciones prácticas (tecnológicas). Se puede afirmar con Donald Cardwell que, ciencia y tecnología son aspectos de la misma cosa.
La ciencia pura no puede tener, ni tiene, por finalidad la sola disquisición teórica, sus logros se extienden más allá, a pesar de aquellos que predican su exclusiva dedicación a la especulación científica carente de toda finalidad práctica inmediata. En los hechos la teoría se convierte en aplicaciones concretas a las cuales no puede permanecer indiferente el hombre de ciencia. Éste, por cierto, no puede eludir su responsabilidad social, aun cuando la ejerza por omisión y las páginas de la historia de la ciencia están plagadas de ejemplos que dan aval a ésta afirmación.
Por ejemplo, la construcción de la máquina a vapor de pistón, en 1712 por Thomas Newcomen (1664-1729), fue previa a la determinación de la teoría del equivalente mecánico del calor, descubrimiento casi simultáneo del médico Robert Mayer (1814-1887) y el físico germano H. von Helmholtz (1821-1894). En cambio, los experimentos de Michel Faraday (1791-1867) sobre inducción electromagnética y las ecuaciones matemáticas del escocés James C. Maxwell (1831-1879) acerca de las ondas electromagnéticas fueron precursores de la construcción de los generadores eléctricos y las transmisiones inalámbricas.
La mayoría de los historiadores se han mostrado dispuestos a considerar que la ciencia ha tenido influencia sobre la sociedad, pero no a admitir que ésta haya influido sobre la ciencia. Les agrada pensar en su progreso únicamente en función de la filiación interna o autónoma de las ideas, teorías matemáticas o físicas y descubrimientos prácticos, que son entregados como antorchas de un gran hombre a otro. Pero en cambio, en opinión de Needham este argumento es poco sostenible para explicar, por ejemplo, la revolución científica de fines del Renacimiento y se deberían considerar las pautas económicas y las estructuras sociales para poder arribar a conclusiones que permitan explicar el desarrollo histórico de la ciencia y técnica.
La estrecha vinculación entre los factores sociales, económicos y tecnológicos es una afirmación que pocos podrán poner en duda, si bien es preciso tener muy en cuenta que estos factores lejos de ser sincrónicos, sufren desfasajes que los condicionan de distinta forma a lo largo de su proceso de desarrollo.
En el estudio de la historia y la filosofía de la ciencia y la tecnología en el pasado reciente han tenido significativa preponderancia las ideas sostenidas por Karl Popper y el profesor Thomas S. Kuhn .
El primero, Popper, con respecto a la ciencia sostiene que la teorías científicas son en principio falsables, es decir están sujetas a definiciones que pueden ser predicciones fallidas de la realidad. De acuerdo con la opinión de Cardwell, esta apreciación considera solamente la ciencia "pura", excluyendo a la tecnología, pero tal como se expresó anteriormente es casi imposible establecer límites precisos que dividan una ciencia pura de una aplicada.
Por otro lado, toda teoría científica es consecuencia de determinadas condiciones socioeconómicas y culturales y en tanto estas se modifiquen, se producirán cambios en las teorías que interpretan los fenómenos en otras condiciones. La denominada "física clásica" establecida de acuerdo a las leyes de Newton será válida en las condiciones del macrocosmos, aun cuando hayan dejado de interpretar los fenómenos del microcosmos y el mundo espacial.
Con respecto, a los enfoques de Kuhn éste sostiene la existencia de dos procesos de desarrollo de la ciencia, aquel normal, evolutivo, y otro revolucionario, cuando se quiebra la evolución para dar paso a un nuevo "paradigma" que reemplaza las antiguas ideas o principios.
Tanto las apreciaciones de Popper como las de Kuhn, parten de una idea subyacente que presupone postular la existencia de axiomas, formulados de una vez y para siempre, en lugar de interpretar el universo como un proceso en perpetuo cambio y modificación. Si se admite éste principio, y se tiene en cuenta el desarrollo histórico de la ciencia, la posibilidad de establecer verdades absolutas, es sin duda un fin imposible de sostener.
Estas apreciaciones vinculadas exclusivamente a la ciencia como un estudio independiente de la técnica están vacías de contenido, aun que se considere a la ciencia como "la aplicación de la ciencia a la industria". La tecnología tiene un contenido concreto y se mide por sus resultados para solucionar un problema o una necesidad del hombre en determinadas y precisas condiciones. La historia de la ciencia y la tecnología están indisolublemente unidas y su estudio en los últimos 200 o 300 años así lo demuestran.
Es interesante mencionar la opinión de Albert Einstein sosteniendo que: La ciencia como algo existente y completo es la cosa más objetiva conocida por el hombre. Pero la ciencia, en el desarrollo de la humanidad, como un objetivo, es tan subjetiva y psicológicamente condicionada como cualquier otra rama del esfuerzo del hombre, a tal punto que la pregunta "¿cuál es el propósito y significado de la ciencia?" recibe diferente respuestas en tiempos diferentes y de parte de diferente clase de gentes.
La primera globalización.
La vinculación entre los factores socioeconómicos y los tecnológicos se pueden observar al estudiar las circunstancias en las cuales se produjo el descubrimiento de América, cuya importancia no es necesario enfatizar, mientras, se puede afirmar que condujo a la primera globalización del globo terráqueo. Atribuir éste hecho, exclusivamente a causas económicas sería ingenuidad, y se cometería un error al desdeñar la importancia de los adelantos sociales y técnicos que tuvieron lugar con anterioridad, para la concreción de un acontecimiento que transformó a Europa y al resto del mundo.
En general, al hablar de economía se hace referencia a los elementos monetarios y financieros y al comercio de productos, dando escasa relevancia a los medios de producción y la técnica mediante la cual se obtienen los bienes comerciables, factores que son parte de la economía.
Los medios de producción están constituidos por las herramientas, dispositivos, máquinas y materiales mediante los cuales se efectúa la producción agrícola y ganadera, la fabricación de bienes, la extracción de materias primas, la construcción de vías de comunicación terrestres, marítimas y aéreas y de lugares habitacionales y de trabajo. La técnica es la forma como se aplican y utilizan esos medios de producción, e incluso como se los modifica para satisfacer nuevas necesidades.
Para tener una clara visión de la situación socioeconómica europea en el momento de producirse el descubrimiento del Nuevo Mundo resultará conveniente describir su evolución a partir del siglo IX.
La destrucción del mundo antiguo regido por el Imperio Romano provocó la desaparición de las relaciones entre los países mediterráneos al expandir los árabes su dominio al norte de África y la ocupación de la península Ibérica. Como consecuencia, la Europa Occidental hasta el siglo IX se dedicó exclusivamente a la agricultura sobre la base de la propiedad feudal de la tierra, trabajada por el campesino en calidad de "siervo", quien tenía derechos bien definidos con respecto a determinada proporción del producto de su trabajo. Esta forma de explotación social significó un adelanto en la producción agrícola con respecto al viejo sistema, totalmente desquiciado en los últimos años de la época romana debido a la decadencia de la mano de obra esclava.
Debido a estos hechos, surgieron adelantos significativos en los medios de producción. En primer lugar la escasez de mano de obra esclava obligó a recurrir a otros medios para sustituir la energía humana y animal en las tareas productivas. La rueda hidráulica, ya conocida en la antigüedad, comenzó a difundirse y a ser aplicada a la molienda de trigo y en la fabricación de textiles, en este último caso, para el bataneado de telas de lana. También su uso se extendió en 1296, para accionar fuelles de forja que posibilitaron fundir cañones, mover sierras y amoladoras. En 1450, se logró su aplicación en el accionamiento de bombas para el desagote de explotaciones mineras y yacimientos de sal.
En la técnica del cultivo de la tierra se produjeron cambios importantes, pues, en lugar de sembrar repetidas veces un mismo terreno hasta agotarlo, a partir del siglo IX se comenzó a difundir el sistema llamado de tres campos. En uno se sembraba la cosecha de invierno; en otra porción, la cosecha de primavera y la tercera, quedaba ociosa, lo cual constituyó un gran adelanto con respecto al primitivo sistema utilizado en los siglos precedentes.
La forma de utilización de la energía animal fue otra importantísima innovación en el uso de este medio de producción. En la antigüedad los caballos eran obligados a tirar de los carruajes mediante una banda que rodeaba su garganta, forzando su cabeza hacia atrás, en una posición que disminuía su fuerza de arrastre. El nuevo arnés, construido hacia el siglo XII, apoyaba sobre las clavículas del animal, lo cual permitía un mejor tiro de éste sin sofocarlo y junto con la introducción de la herradura, otro notable invento para su época, produjo una sensible mejora en el transporte terrestre.
Una explotación de la tierra más eficiente, según se mencionó, permitió un acrecentamiento de la población en general y contribuyó a la formación y fortalecimiento de las villas y ciudades. No obstante, es preciso tener en cuenta que la población urbana, desde el siglo XII al XV, nunca fue superior a la décima parte del total de los habitantes de una región.
En 1096 tiene lugar el inicio de la Primera Cruzada. Con respecto a estos emprendimientos, se puede concluir, dice Pirenne , que el resultado duradero y esencial de las Cruzadas fue haber dado a las ciudades italianas y, en menor grado, a las de Provenza y Cataluña, el dominio del Mediterráneo, despojando a los árabes de la hegemonía que ejercían sobre ambas orillas.
A partir del siglo X, los venecianos se dedicaron a invertir en negocios marítimos comenzando un desarrollo comercial que se tradujo en una acumulación de riqueza que permitió la consolidación de un capitalismo comercial a partir del siglo XII. La supremacía de los árabes y los venecianos, a lo largo de los siglos subsiguientes, en el comercio a través del Mediterráneo explica por qué Portugal buscará el camino del Atlántico para poder competir en el negocio de las especies y, además, descubrir oro, perlas y piedras preciosas. Enrique "El Navegante" envió quince expediciones durante diez años, a partir de 1424, para lograr que sus navíos superaran el cabo Bojador, ubicado en la costa oeste, justo al sur de las islas Canarias. Estos intentos se vieron cumplidos cuando Bartolomé Díaz, el 3 de febrero de 1488, empujado por una tormenta, ancló en la bahía de Mossel alrededor de 230 millas, al este del cabo de Buena Esperanza.
La posibilidad de incursionar en el Atlántico se logró gracias a la utilización de nuevas técnicas para la navegación. Éstas fueron la utilización de una embarcación con distintas características a las conocidas hasta ese entonces, las carabelas, provistas de un nuevo tipo de timón y de velamen diferente, y mediante el uso de la brújula, todos adelantos que fueron incorporados en el siglo XII.
Luego de la introducción de ese instrumento, el paso siguiente fue la construcción de la Rosa de los Vientos, de enorme importancia para la navegación en esa época, pues, ésta permitía orientar la navegación con independencia del estado del tiempo, ya que no era imprescindible guiarse por las estrellas y se podía navegar con cielos nublados y en medio de las tormentas.
Las carabelas, por otra parte, eran barcos que aseguraban la ida y el regreso a los mares a explorar. Gracias al nuevo tipo de timón fijo firmemente al codaste, el cual era una extensión de la quilla y así una parte integrante y solidaria del casco. Este tipo de timón ubicado por debajo del agua estaba más libre de los embates de las olas y permitía a la embarcación ser mejor controlada para navegar contra viento. Estos adelantos técnicos significaron grandes ventajas económicas, mayor seguridad y menores pérdidas por naufragios, cargamentos de mercaderías de mayor volumen y valor y la posibilidad de llegar a mercados más lejanos en menor tiempo.
Otra innovación, no por ser curiosa sin importancia, fue la aparición de la carretilla en el siglo XIII, cuyo origen es escasamente conocido, así como se desconoce donde y como tuvo lugar la invención de la rueda. Vale la pena señalar que los aztecas utilizaron pequeñas ruedas para construir juguetes destinados a los niños, sin encontrar su aplicación en el transporte de cargas mediante rodados tirados por animales.
Luego de los cuatro viajes efectuados por Cristóbal Colón (1436-1506) al Nuevo Mundo, la travesía de Hernando de Magallanes (1470-1521) al mando de cinco naves, partiendo del puerto de San Lucar de Barrameda, navegando hacia Occidente, completada por su segundo Juan Sebastián Elcano (1476-1526), quién regresó a España tres años después de su partida, constituyó el primer viaje alrededor del mundo. Este hecho puede considerarse la primera globalización del planeta Tierra.
Es posible preguntar, por qué los árabes fueron incapaces de descubrir el paso para navegar alrededor del cabo de Buena Esperanza, a pesar de haber llegado hasta la isla de Mozambique, y sin embargo, nunca intentaron seguir navegando hacia el sur. Una explicación a esta incógnita se puede encontrar por sus limitaciones técnicas, a pesar de sus amplios conocimientos matemáticos y científicos, pues, por causas desconocidas, no utilizaban clavos en la construcción de sus navíos. Para asegurar entre sí las distintas partes de un barco recurrían a lianas obtenidas de las ramas de palmera, en consecuencia, sus barcos eran débiles para resistir fuertes vientos, tormentas y golpes contra las rocas.
Los adelantos técnicos en el arte de navegar conocidos por los marinos portugueses, genoveses y españoles, en la época anterior al descubrimiento del Nuevo Mundo comprueban el por qué de su intervención en tan importante descubrimiento para el desarrollo de la economía mundial.
Francis Bacon (1561-1626) filósofo británico, dedicó su vida a propagar la idea de que la ciencia debía dar sus frutos aplicada a la industria, para permitir de esta forma mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Pensaba que los adelantos más notables realizados por el hombre eran tres, desconocidos en los tiempos antiguos, cuyo origen era oscuro, la imprenta, la pólvora y la brújula. Estos tres habían cambiado totalmente la cara y el estado de las cosas en todo el globo; el primero en la literatura, el segundo en la guerra y el tercero en la navegación...
La utilización de la brújula tuvo su origen en China alrededor del año 1100, existiendo noticias de su uso en Europa Occidental en 1187 y por los árabes hacia 1220. La primera obra que describe en detalle su utilización fue la “Epistolade magnete”, escrita en 1269, por el francés Petrus Peregrinus de Maricourt.
La primera versión de este instrumento consistía en una aguja magnetizada colocada sobre un trozo de madera que flotaba en un recipiente con agua. El siguiente paso consistió en colocar la aguja sobre un perno sujeto al fondo del recipiente.
La importancia de este dispositivo para la orientación en la navegación y desarrollo de la misma en esa época fue de extraordinaria importancia sin ser necesario enfatizar este hecho.
Johannes Gutemberg comenzó sus experiencias con la prensa de imprimir y los tipos de letras móviles, hacia 1440 y años más tarde, en 1456, compuso una Biblia de de 42 líneas (el número de líneas por columna) considerado el primer el primer libro compuesto por este procedimiento. En las siguientes décadas el sistema se trasladó de Alemania a Italia, teniendo gran difusión en la impresión de textos religiosos y de origen griego. En 1501, se imprimieron obras del poeta latino Virgilio y otras que tuvieron gran aceptación entre los hombres del Renacimiento.
En cuanto a la utilización de la pólvora, en el siglo X, primero en China para fuegos artificiales, fue luego usada con fines bélicos por los árabes en la artillería, en 1304, y sólo hacia el siglo XVII en trabajos de minería y construcción de caminos.
La revolución industrial.
La influencia de la tecnología en el proceso del desarrollo de la sociedad industrial en su conjunto se vuelve a poner de manifiesto con la invención de la máquina a vapor para la obtención de energía, sustituyendo a la rueda hidráulica de la sociedad feudal la cual, aun en las primeras cuatro décadas del siglo XIX, suministraba la mayor parte de la energía.
La evolución de la máquina a vapor fue lenta, desde su invención por Newcomen, instalada en una mina de carbón, con una estructura de 17 metros de altura, destinada a accionar una bomba para extraer agua y una potencia estimada en cinco horse-power (HP) sufrió significativas transformaciones debido a los esfuerzos de James Watt (1736-1819) quien recién en 1769 patentó un nuevo modelo de construcción más simple con menores dimensiones. Watt por otra parte introdujo la unidad HP que representaba el trabajo de elevar 33.000 libras a un pie de altura en un minuto, unidad de medida que aun se conserva en nuestro tiempo.
Sin embargo, la aplicación de la máquina a vapor al transporte y comunicación, mediante la construcción de ferrocarriles y barcos, fue el acontecimiento más destacado conducente a la expansión del proceso de globalización, el cual desde luego fue un proceso de lento desarrollo que alcanzó a influir en la sociedad a lo largo de doscientos años. El primer ferrocarril a vapor fue construido en Gran Bretaña por Richard Trevithick (1771-1833) quien introdujo la máquina con vapor de alta presión, en 1804, pero gracias al empeño de George Stephenson (1781-1848) se mejoró el sistema de rieles y el tipo de locomotora, que permitió en 1825, comenzar a correr el "Stockton and Darlington Railway" en una extensión de 28 kilómetros.
La sociedad industrial mediante la producción de mercaderías destinadas a un consumidor desconocido, al mismo tiempo, extendía su dominio sobre toda la superficie terrestre por el tendido de las líneas férreas y la navegación de los barcos a vapor, en los más alejados e inexplorados rincones del globo. La construcción de ferrocarriles que atravesaban Europa para llegar al extremo oriental de Asia, el cruce del territorio americano a través de los Estados Unidos uniendo los dos mayores océanos, el Atlántico y el Pacifico y los construidos en América del Sur y en África, vincularon regiones aisladas y comunicaron pueblos de distintas culturas y economías. La expansión de las líneas férreas y el establecimiento de rutas regulares de navegación por todas las latitudes a consecuencia de la invención de la máquina a vapor, constituyó un movimiento que podría denominarse la segunda etapa de globalización del planeta desde la perspectiva del desarrollo de la tecnología.
La evolución y extensión del ferrocarril se enfrentó a la necesidad de establecer comunicaciones entre todos los lugares que se abrían a su dominio contribuyendo decisivamente a la creación de una red telegráfica. Los primeros orígenes de la comunicación por este medio se encuentra en la invención de un sistema óptico desarrollado por el francés Claude Chappe, sin que éste lograra prosperar a pesar de su utilización por los ejércitos de Napoleón, sin embargo sirvió de base a S. T. Sommering (1755-1830) para que utilizando la pila en 1809, demostrara las ventajas del telégrafo eléctrico. Debieron transcurrir más de dos décadas hasta que el Barón Schilling, en 1832, construyera un sistema telegráfico que permitió la transmisión de señales entre dos puntos separados por un kilómetro. Este primitivo dispositivo fue mejorado substancialmente en los años subsiguientes, por Samuel Morse (1791-1872) cuyo código de puntos y rayas se convirtió en el primer lenguaje internacional permitiendo la transmisión de noticias y particularmente las transacciones comerciales al superar la barrera de los diferentes idiomas mundiales.
C. Wheatstone y W. Cooke, en 1837, al obtener una patente del telégrafo eléctrico, conectaron por este medio las estaciones de ferrocarril en Londres; trece años después se tendió el primer cable submarino bajo el Canal de la Mancha uniendo los puertos de Dover y Caláis. En 1866 se completó la comunicación por cable entre Europa y los Estados Unidos. En nuestro país, en 1857, junto con el primer ferrocarril se utilizó el telégrafo en Buenos Aires, pero fue necesario esperar hasta 1874 para establecer las comunicaciones por este medio con Europa.
El telégrafo eléctrico (del griego grafos, escritura, tele, transmisión) se extendió por todo el globo constituyendo junto con las redes ferroviarias el mayor exponente de la intercomunicación a nivel mundial reduciendo la recepción y envío de noticias de semanas o meses a segundos. Este sistema mantuvo su hegemonía en las comunicaciones hasta bien avanzado el siglo XX, cuando el progreso de las comunicaciones telefónicas, merced a los adelantos introducidos en 1876, por Graham Bell , y los trabajos de Tomás A. Edison (1847-1931) en idéntico sentido, permitieron enlazar mediante la voz las relaciones entre todos los pueblos. En la Argentina en 1878, se realizó la primera comunicación telefónica.
El desarrollo del generador y motor eléctrico comenzaron a reemplazar a la máquina de vapor tanto en la generación de energía, en las fábricas como en el transporte, y fueron seguidos por el motor a explosión que, con la invención del automóvil, primero alimentado a vapor y luego con combustible a gasolina o diesel se extendería por todo el planeta contribuyendo a la vinculación por tierra de ciudades y países a medida que se fue perfeccionando la red de carreteras haciendo obsoletos los viejos caminos de tierra, lo cual permitió volver a admirar las antiguas carreteras romanas.
Sin embargo, la utilización del vapor como medio de accionamiento de turbinas que sustituyeron a la tradicional máquina a pistón, continua siendo el medio más adecuado para la generación de energía eléctrica con los combustibles tradicionales. Desde el punto de vista del rendimiento o eficiencia, la turbina de vapor permite obtener cerca de un 40 por ciento con un bajo consumo de combustible, muy superior al cinco por ciento de la primitiva máquina de Newcomen.
La conquista del espacio.
Los dos conceptos fundamentales introducidos en las ciencias físicas en el siglo XIX han sido el campo electromagnético y la energía. Ésta última cobró una importancia creciente a partir de la aplicación de la máquina a vapor, el posterior descubrimiento de las leyes de la termodinámica y el avance tecnológico que permitió en el siguiente siglo la posibilidad de ubicar un satélite en la órbita terrestre.
Desde el punto de vista del tema motivo de esta exposición, conviene analizar el concepto de campo a partir de los experimentos de Michel Faraday (1791-1867) éstos le llevaron a descubrir el fenómeno de la inducción magnética. Posteriormente, Jacobo Clerk Maxwell (1831-1879) estableció sus famosas ecuaciones del campo electromagnético, definiendo la existencia de un movimiento ondulatorio, magnético y eléctrico, vinculados el uno al otro. Sin embargo, es notable destacar el hecho por el cual el físico escocés no demostró interés en la comprobación experimental de su teoría y su posible aplicación práctica.
Heinrich Hertz (1857-1894) en ocasión de un llamado a concurso de la Academia de Ciencias de Berlín, en 1879, donde se ofrecía un premio a la demostración que permitiera observar un campo eléctrico variable induciendo un campo magnético de iguales características y viceversa versa, comprobó que la teoría de Maxwell era correcta. Las experiencias de Hertz, sin embargo, no condujeron de inmediato a ninguna aplicación práctica a partir de estos ensayos. Posiblemente su muerte prematura impidió que realizara éste propósito.
A partir de los trabajos teóricos de Maxwell y los experimentos realizados por Herat, el siguiente paso destacable en el adelanto de las telecomunicaciones se fundamentaron en los trabajos del ingeniero Guillermo Marconi (1874-1937), al mejorar un detector de las ondas hertzianas inventado por Eduardo Branly, constituido por un tubo con polvo metálico y además, una antena aérea, en lugar de un dipolo de alambre. Utilizó asimismo ondas de mayor longitud, de cientos y miles de metros, en lugar de los 4 o 5 metros utilizados por Hertz. Su madre, una inglesa acaudalada le permitió formar su propia compañía en 1896, luego de obtener una patente de un transmisor de radio. De esta manera se llegó a establecer comunicaciones mediante la utilización de la telegrafía "sin" hilos o inalámbricas.
El sistema inventado por Marconi fue el comienzo de una era de paulatina y sostenida expansión de las comunicaciones internacionales por medio de la introducción de sucesivas mejoras basadas en los principios del uso de las ondas electromagnéticas. Las transmisiones de radio de onda larga y corta, la incorporación de la transmisión de la voz ampliando el uso del teléfono y las señales de televisión constituyeron sucesivos pasos en el intercambio de información superando las barreras de las fronteras nacionales. En 1915, Bell Telephone Co. ensayó un enlace radiotelefónico entre Honolulu, Washington y París. Doce años después el primer servicio radiotelefónico comercial se inauguró entre Nueva York y Londres y desde esa fecha hasta mediados del siglo XX la radio fue el único medio de transmisión de la voz a través del Atlántico. En cuanto a la televisión iniciada en Alemania y Gran Bretaña, en 1935, a comienzos de la década de los años 40 se propagó a los Estados Unidos de Norteamérica.
Los sucesivos perfeccionamientos tecnológicos permitieron ampliar paulatinamente lo que se conoce como el espectro de frecuencias radioeléctricas y televisivas, entre los 3 y 30 kHz se define la muy baja frecuencia, entre 30 y 300 kHz las bajas, las medias donde se efectúan las transmisiones de radio AM (amplitud modulada), entre 300 kHz y 3 Mhz, desde este valor a 30 Mhz transmiten las emisoras de radio de onda corta y finalmente en muy alta frecuencia 30 a 300 Mhz se encuentran las transmisiones de los canales de TV y radios de FM (frecuencia modulada). La banda de UHF (ultra alta frecuencia) 300 Mhz a 3 Ghz la ocupan también canales de televisión.
El siguiente salto cualitativo fue posible mediante la conquista del espacio sideral. A esta conquista contribuyó en lo fundamental los avances realizados por la tecnología de la energía que permitieron la construcción de cohetes espaciales. La introducción de nuevos combustibles permitió fabricar cohetes a reacción, cuyo principio si bien era conocido desde mucho antes, no podían superar la potencia necesaria para vencer la fuerza de atracción de la gravedad y otorgar a un satélite artificial la velocidad suficiente para su ubicación en la órbita terrestre.
La importancia de la energía suele ser poco tenida en cuenta en el progreso social, la disponibilidad de ésta en nuestro tiempo se ha incrementado a límites inconcebibles respecto a los tiempos prehistóricos, cuando el hombre era el único productor de energía, con un rendimiento que puede ser estimado entre un 10, a un 25 por ciento, siendo en promedio de un 18 por ciento. Como señala Cipolla, la Revolución Industrial puede ser considerada como un proceso en el cual se lograron nuevas fuentes de energía mediante la utilización de minerales en lugar de la energía animal.
Los cohetes, si bien aplicados, como es bien conocido en principio con fines bélicos, posteriormente encontraron su ubicación en el perfeccionamiento de las comunicaciones gracias a la construcción de satélites destinados a extender y facilitar las comunicaciones mediante ondas electromagnéticas. El ancho de banda de media y alta frecuencia sólo permite la transmisión de la voz a frecuencias elevadas, las ondas electromagnéticas no rebotan en la ionosfera (una de las capas de la atmósfera) como sucede con frecuencias más bajas, sino que la penetran y se pierden en el espacio. Por lo tanto, para enviar comunicaciones a larga distancia en muy altas frecuencias se necesita un espejo para reflejarlas. El primer espejo espacial fue el satélite "Eco", un globo con una superficie metalizada que reflejaba la señal, devolviéndola a la Tierra. Los satélites modernos, en cambio, reciben la señal, la cambian de frecuencia para no interferir con la entrante y la reenvían a la Tierra.
Los satélites de comunicaciones girando alrededor de la Tierra permiten ligar distintos puntos terrestres, y constituyen la más importante explotación de la tecnología espacial. Estas comunicaciones permiten intercambiar transmisiones de TV en vivo, distintos programas y noticiosos entre naciones y continentes, como así también comunicaciones telefónicas. Básicamente la técnica consiste en enviar la señal requerida desde Tierra a un satélite en la órbita terrestre. El equipo instalado en éste recibe la señal, la amplifica y la retransmite a otra estación ubicada en Tierra, estableciendo así la comunicación deseada.
Si bien los satélites son adecuados para la transmisión de señales de TV, los cables resultan más adecuados para la telefonía, ya que la señal debe elevarse y luego bajar, con la consiguiente pérdida de tiempo. Por otra parte la utilización de la fibra de vidrio en la construcción de los cables ha permitido mejorar en cantidad y velocidad las transmisiones telefónicas. Los cables de fibra óptica se fabrican con un núcleo vítreo a través del cual circula la luz emitida por un diodo emisor de luz o por un láser. La fibra óptica no está sujeta a interferencias y tiene la ventaja de permitir la transmisión de millones de conversaciones telefónicas o miles de canales de TV.
Este extraordinario progreso en las comunicaciones que abarca todo el globo terrestre constituye el adelanto tecnológico contemporáneo que permite recibir noticias desde cualquier punto, en tiempo real, contribuyendo al proceso de la llamada “globalización”.Hacia principios de los años de la década del 70 se formó una organización denominada Consorcio Internacional de Telecomunicaciones Satélitales (Intelsat) destinada a regular las comunicaciones entre los países asociados al sistema. Las comunicaciones satelitales que permiten una alta capacidad de circuitos de comunicación utilizando microondas (de una longitud de onda entre 10 y 1 cm. y frecuencias entre 3 y 30 gigahertz) entre localidades muy alejadas entre sí, pero este medio que se propaga mediante ondas en línea recta entre estaciones, es imposible de utilizar en comunicaciones a través de los océanos, de aquí la ventaja de utilizar las estaciones satelitales.
El primer satélite artificial para su uso en comunicaciones, el Telstart, fue colocado en órbita en 1962, permitiendo la transmisión de mensajes telefónicos y señales televisivas entre los continentes terrestres. Fue construido y lanzado por la American Telephone & Telegraph Co. Estaba provisto con células solares con una potencia de 2 watts, tenía un diámetro de 81 centímetros. y pesaba 78 kilogramos. La vinculación entre las distintas regiones y países del mundo en la actualidad se realiza mediante una red de satélites mientras simultáneamente los continentes continúan interconectados por cables submarinos tendidos en todos los mares del continente.
El futuro tecnológico.
Schumpeter dividía el desarrollo tecnológico en cinco períodos, el primero de los cuales comenzaba con la invención de la máquina de hilar, el hierro y la potencia del vapor, entre 1780 y fines de los años de la década de 1840. El segundo, se había centrado en la introducción del acero y los ferrocarriles agotándose hacia 1900, seguido por el tercero, con la aplicación de la electrificación y el motor a explosión, mientras la siguiente ola en los comienzos de los años 50 se caracterizaba en la aplicación de los productos petroquímicos, la electrónica, la computación y la actividad aerospacial. En su opinión estas ondas tendían a acelerarse y la última duraría unos 35 años.
Como se ha señalado, este economista, afirmaba que cada cambio tecnológico implicaba una nueva economía, y es evidente que la evolución de los medios de producción utilizados desde el hacha de piedra del hombre primitivo a la computadora del siglo XX han ocasionado distintas condiciones para la obtención de los bienes que requiere la sociedad humana a fin de lograr su subsistencia, en primer lugar y posteriormente sus necesidades sociales y culturales. No obstante al mismo tiempo los cambios económicos dan origen a nuevas condiciones que provocaran en el tiempo otras innovaciones tecnológicas y científicas. La tecnología, en un sentido amplio afirma Bernal, es la forma de ejecutar o construir algo, mientras la ciencia es el conocimiento como hacerlo ordenadamente para hacerlo mejor.
Es difícil argumentar contra el desarrollo de la tecnología y la ciencia, achacando a éstas ciertos males de nuestra civilización. El hombre es hijo de la necesidad, la primera de ellas conseguir medios de subsistencia y luego teniendo en cuenta su debilidad biológica lograr sobrevivir protegiéndose de los factores climáticos del medio ambiente (agentes atmosféricos y orgánicos, animales y vegetales). ¿Cómo hubiera podido sobrevivir sin haber creado nuevos y sucesivos medios de producción, a partir del dominio del fuego, que le permitieron superar las agresiones externas a su existencia?
Aquellos que critican los adelantos logrados por el hombre mediante la ciencia y la técnica, por exceso de materialismo, como sostiene Daniel Cardwell, cabría preguntarles si preferirían continuar viviendo en la ignorancia que caracterizaron a pasados siglos donde la intolerancia hacia las nuevas ideas y los excesos de la religión fueron predominantes. La mayor parte de estos críticos son filósofos, novelistas, políticos, y sociólogos que seguramente estarían pocos dispuestos a renunciar a mejores condiciones de vida, en particular en la salud pública y la medicina, la luz eléctrica, los medios de comunicación y otros progresos obtenidos gracias a la tecnología.
Cuando los cambios tecnológicos y científicos se producen gradualmente, las transformaciones socio-culturales los acompañan siguiendo a aquellas económicas que se producen inevitablemente. No siempre las invenciones, o nuevas ideas, surgen en forma paulatina. Cuando se producen mutaciones sorpresivas, la sociedad puede rechazar esas novedades y sólo las adopta a través de un proceso socio-cultural revolucionario, donde ocurre la eliminación violenta de los obstáculos que impiden adoptar las nuevas técnicas y procesos productivos. Por consiguiente, es incorrecto pensar que se pueda predecir, en un momento determinado, el futuro como consecuencia de una evolución progresiva. Aun más problemático es pretender anunciar aquellos hechos dramáticos que pueden acontecer por descubrimientos producto del azar o de ideas revolucionarias. El azar y la necesidad están indisolublemente ligados, el conocimiento y la solución de una necesidad elimina el azar, pero el conocimiento del hombre es asintótico su pretensión de lograr un conocimiento absoluto, la verdad absoluta, se puede afirmar es un propósito inalcanzable. Como dice Bernal, cada nuevo conocimiento, no es en ningún sentido absoluto. Conocemos mejor ahora aquello que nosotros desconocemos.
Se podrían ofrecer varios ejemplos respecto al dilema de predecir el futuro. El inventor de la máquina a vapor no podía prever cuales serían los cambios económicos, culturales y científicos que se produjeron a consecuencia de la aplicación de ésta al transporte, con su contribución a la hoy denominada globalización. El desarrollo de la cohetería como elemento bélico no fue pensaba sino como medio de destrucción, pero nunca como posibilidad de colocar satélites que transformarían los medios de comunicación y para no extender estos ejemplos, las ideas teóricas de Maxwell con sus ecuaciones acerca de las ondas electromagnéticas no fueron pensadas para provocar una explosión en el uso de éstas en innumerables aplicaciones técnicas y científicas.
Estos hechos llevan a ser muy cautelosos con respecto a las consecuencias que pueden derivarse de distintos descubrimientos y aplicaciones científicas y técnicas de nuestros días como son los progresos en la biotecnología; la nanotecnología aplicada a la medicina y otros usos; el hidrógeno como fuente de energía renovable, la construcción y el uso de nuevos ordenadores (computadoras); los mecanismos denominados robots que operan en algunas fábricas casi totalmente automatizadas; la conquista espacial que, con la construcción de una estación internacional, permitirá realizar investigaciones y ensayos cuya proyección futura es difícil imaginar, entre ellas facilitar los viajes interestelares con el regreso a su punto de partida de las tripulaciones, hoy todavía un propósito inalcanzable.
Conclusiones sobre la globalización.
Es el momento de tratar de resumir algunas conclusiones relativas a la denominada “globalización” que ocupa hoy en día, la permanente atención de la población en general.
En primer lugar, tal como se ha tratado de exponer previamente la globalización no es un fenómeno moderno, y en su desenvolvimiento ha tenido singular importancia, a veces decisiva, los decididos avances teóricos de la ciencia y los inventos tecnológicos. En segundo lugar, se comprueba la interdependencia de los factores sociales, económicos, científicos y culturales que se desenvuelven a ritmos diferentes, influenciándose recíprocamente. El desarrollo económico, en particular, en el presente tiende a provocar, como consecuencia de la globalización, una aguda contradicción entre distintos países acentuando la brecha entre los más desarrollados industrialmente y aquellos que se encuentran retrasados en ese sentido. Esta situación provoca serios conflictos sociales y culturales que se encuentran ante nuestros ojos cuya solución es difícil de predecir.
Como los seres humanos ven el mundo de distinta manera, aunque esta afirmación es relativa, pues se aceptan mundialmente algunos patrones iguales o similares, es posible conjeturar que la posibilidad de llevar la globalización a un estadio absoluto sería una afirmación sin mayor fundamento, pues es un proceso en un espacio que, por su naturaleza intrínseca, tiene características geográficas, culturales e históricas tan diferentes que permiten cuestionar esta aseveración. La posible globalización, en el sentido de concluir en un mundo uniforme, parecería ser una meta inalcanzable. En particular las significativas diferencias sociales y económicas de las distintas regiones de la Tierra indican que una uniformidad total es difícil de vislumbrar en el corto, mediano plazo, y aun estos lapsos, han de ser medidos en siglos.
Los factores geográficos, de clima, biológicos, de recursos materiales, y humanos se encuentran en permanente evolución, por lo tanto, es imposible predecir como afectaran estos cambios a una posible globalización. Los conocimientos de la historia geológica de nuestro continente, en los 10 a 15.000 años pasados, muestran los continuos cambios ocurridos e incluso desde la biología, la desaparición y creación de nuevos organismos vivientes, vegetales y animales avalan esta afirmación.
La conquista del espacio provocará probablemente condiciones tendientes a globalizar el continente terrestre, pero no sabemos cuales serán las contradicciones emergentes de este hecho y por consiguiente las consecuencias de las mismas. Y en todo caso, tal como indica la experiencia histórica del hombre, los diversos enfoques y el intercambio de ideas debidas a distintas culturas han contribuido significativamente al progreso y mejoramiento de las condiciones sociales a pesar que hayan sido acompañados de infortunados retrocesos en ciertos períodos. El universo está en permanente cambio y proceso de transformación, pretender la uniformidad de costumbres e ideas es un intento vano y negativo. Para concluir es interesante recordar el pensamiento de un famoso científico británico J.B.S. Haldane (1892-1964) que cierta vez afirmó: Mi propia sospecha es que el universo es, no solamente tan extraño como lo suponemos, sino que es más extraño de lo que nosotros podemos suponer.
Juan Carlos Nicolau.
Octubre 2006.