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LIBROS PUBLICADOS. 1.1968 -Antecedentes para H. de la Industria Argentina .2.1975 -Industria Argentina y Aduana 1835-1854 .3.1977 -Dorrego Gobernador. Economía y Finanzas 1826-27 .4.1980 -Rosas y García. La economía bonaerense 1829-35 .5.1988 -La reforma económica financiera en la Prov. de Bs. As .6.1990 -Correspondencia inédita. Rosas y Paris .7. 1995 -Proteccionismo y Libre Comercio en Bs. As. 1810-1850 .8.1998 -Pedro Andres García 1758-1833 .9.2005 -Ciencia y Técnica en Bs. As 1800-1860 .10.Historia Soc.Cientifica Argentina en el S.XIX (2002) .11.El humanismo en la obra de A.Llanos (2006).12. Manuel José Garcia (1784-1848) - Editorial Historica. Pierrot (2008).

Monday, June 02, 2008

ANARQUISMO Y SOCIALISMO EN EL CAPITALISMO GLOBALIZADO.

Durante el siglo XIX como actividad política, junto al socialismo, el anarquismo fue una de las más importantes, procurando la disolución violenta del Estado. Pedro José Proudhom (1809-1865), uno de los iniciadores de esta ideología consideraba que las jerarquías eran propias de las sociedades primitivas mientras, por el contrario, "la anarquía la condición de las sociedades adultas". Por consiguiente, los productores de riqueza por el trabajo no necesitaban la existencia de una organización política y social que regulara las relaciones entre las clases productoras. Miguel Bakunin (1814-1876), otro activo dirigente anarquista, a su vez, predicaba la abolición revolucionaria del Estado opresor y la abstención total en materia política.

El socialismo, por su parte, como movimiento político propugnaba la utilización del Estado como un paso previo y un medio coercitivo, para la supresión de las clases y su posterior eliminación, una vez alcanzada una sociedad en la cual debía dejar de existir la explotación del trabajador asalariado. Sus teóricos máximos, a éste respecto, como es sabido fueron Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895).

El anarquismo y el socialismo, como movimientos políticos de emancipación de la clase obrera del yugo capitalista, procurando mejorar sus condiciones de vida y la remuneración de su trabajo, tenían un carácter internacional, pues consideraban que todos los obreros independientemente de su nacionalidad sufrían las mismas condiciones de explotación de los propietarios de los medios de producción en cualquier país del mundo.

Éstos en esa misma época, en cambio, defendían al Estado como medio de mantener y acrecentar sus capitales, mientras al mismo tiempo competían, entre sí, en el ámbito internacional en procura de expandir sus negocios a nuevos mercados y lograr el abastecimiento de aquellas materias primas, inexistentes en sus países y necesarias para producir sus mercancías. El progreso de la Revolución Industrial iniciada en Gran Bretaña, impulsó a éste país a su expansión colonial y la misma actitud fue adoptada por otros países europeos.

En tanto, en general, los obreros y los movimientos políticos socialistas, propugnaban la unidad de todos los hombres obligados a vender su fuerza de trabajo, bajo la bandera del Manifiesto Comunista: ¡Trabajadores del mundo, uníos!, en cambio, los capitalistas procuraban fortalecer los Estados Nacionales, eliminando las divisiones heredadas de los estados feudales, tales fueron los ejemplos de la reunificación que tuvo lugar en Alemania y en Italia.

En síntesis, durante el siglo XIX y comienzos del siguiente, se observa una dicotomía, mientras la clase obrera desplegaba banderas internacionales y de unidad en la lucha por sus derechos económicos, sociales y políticos con carácter mundial, los capitalistas competían entre si, bajo las banderas nacionales de cada Estado.

En nuestro tiempo los propietarios de los medios de producción, a través de la posesión de las acciones financieras de las empresas de todo tipo, productoras de bienes, de servicios y de comunicaciones, se han convertido al Internacionalismo, denominado globalización, y propugnan la eliminación de los Estados nacionales o tienden a ignorarlos a favor de la libertad de comercio y circulación de capitales.

En cambio, los asalariados del mundo lejos de luchar por la unidad y defender sus intereses mancomunados han perdido la actitud de luchar juntos contra el enemigo común. Las denominadas asociaciones internacionales de trabajadores y partidos socialistas, son meras reuniones declamatorias sin valor en las decisiones políticas y económicas. Mientras las tendencias anarquistas han perdido influencia en la masa obrera y la desorientación cunde en los antiguos partidarios del marxismo-leninismo, los partidos socialistas, en los países denominados desarrollados, se conforman con lograr una mayor justicia social en un titulado, estado de bienestar. Por otra parte, las políticas proteccionistas implantadas por sus gobiernos de turno, a su vez, han contribuido a la falta de solidaridad de los trabajadores.

La lucha de clases, como no podía ser de otra manera, se enfrenta a nuevas contradicciones que surgen en el fluir de los sucesos históricos. Así, la contradicción entre el capital y el trabajo se acentuó dando como resultado la concentración del primero, que pasa a ser financiero luego de superar la etapa imperialista. Este hecho contribuyó a un predominio más acentuado de éste sobre el trabajador. A su vez los adelantos técnicos, que deberían ser un medio para el fin de eliminar la sujeción del hombre "a ganar el pan con el sudor de su frente" se convierten en un instrumento para incrementar la ganancia del capital. La técnica y la ciencia que contribuyen directamente al mejoramiento de las condiciones de vida del hombre, sin embargo, en esta coyuntura profundizan una vieja contradicción entre "el hombre y la máquina" que se resolverá cuando el trabajador sea dueño de su propio trabajo.

A la superación de esta contradicción contribuirá otro factor, la posibilidad de reducir la jornada de trabajo debido al incremento de la productividad, otra razón para lograr la liberación de la alienación del hombre, a pesar de que en el régimen capitalista financiero constituye por su carácter un elemento que incrementa la desocupación.

El avance científico y tecnológico producto de la revolución industrial provocada por la máquina a vapor, seguida por la segunda revolución. producto del desarrollo del generador y motor eléctrico y las aplicaciones de la electricidad, alcanzo un ritmo vertiginoso a mediados del siglo XX mediante los avances tecnológicos de la electrónica, la tercera etapa, que invade el campo de las comunicaciones, las técnicas de la producción industrial y los adelantos en la biología, la salud y la educación.

Todo lo real es racional, afirmó Hegel. El capitalismo financiero internacional es una realidad consecuencia del desarrollo de la economía y de los adelantos técnicos y científicos. Pero está realidad encierra su propia contradicción, cual es el aumento de la pobreza y la marginación social de la mayoría de la población del mundo. Está será resuelta por una nueva realidad, que se transformará en real y racional.

Los capitales en su expansión al explotar todas las regiones del mundo fueron conformando monopolios multinacionales y transformando su carácter anteriormente productivo para adquirir progresivamente un aspecto financiero. Pero la realidad del capitalismo financiero globalizado ha dejado de ser necesaria, pues se ha transformado en un escollo para el mejoramiento del ser humano y de la sociedad en su conjunto, motivo por el cual pierde su carácter racional. Como quiere un ilustre pensador aquello que "previamente fue real deviene irreal" y pierde su racionalidad y con ello su derecho a existir. Una nueva racionalidad surgirá en el transcurso del tiempo que reemplazará la racionalidad del capital financiero internacional.

En consecuencia siguiendo el mismo pensamiento: "Todo lo que es racional en la mente de los hombres está destinado a ser real." La miseria humana: el hambre de millones de seres, la falta de cultura y educación, la desocupación que empuja al delito, son producto de un capitalismo financiero, convertido en un hecho irracional.

La superación de la pobreza, confirmada ésta por todas las estadísticas, sólo será resuelta por el mejoramiento tecnológico que permite producir más, a un menor costo, en tanto se lo utilice para resolver este problema y no para la creación de mayor riqueza de aquellos que detenta los medios de producción para su exclusivo beneficio y aumentar su ganancia.

La marginación social tiene su solución por medio de una sociedad más igualitaria, en tanto todos tengan la posibilidad de acceso a una mejor educación y conocimiento de la realidad, que a su vez conducirá a la libertad del hombre, la superación de su alienación en la sociedad capitalista.

Esta idea no es una utopía. El curso de la historia, de la historia del hombre, señala un camino en su constante búsqueda de la libertad. Una libertad no en abstracto, declamada, sino una libertad que lo libere de la necesidad.

Una nueva realidad debe abrirse paso. En la cual: “toda la producción esté destinada al uso y no al lucro; donde cada cual produzca según sus capacidades y reciba según sus necesidades y finalmente, los trabajadores de cada industria tengan la propiedad y ejerzan la dirección colectiva de la misma” (Herbert Read - Al diablo con la cultura - 1962).

El camino de la libertad está plagado de escollos, de avances y retrocesos. La utopía seguirá conviviendo con el hombre, pues el cambio, es la esencia de la verdad.

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