175 Años del Pensamiento Hegeliano. (1770-1831)
Recordar el pensamiento de Hegel a 175 años de su desaparición física, es un propósito que contribuye a interpretar los acontecimientos de nuestro vivir presente en un mundo convulsionado, a tal punto, que podríamos afirmar que nos encontramos atravesando un tiempo histórico de transición del cual emergerá una nueva época en el siglo XXI.
Jacques D´Hondt[1] en un trabajo sobre Hegel señala que éste presentía que el envejecimiento “afecta a todos los seres, a todas las cosas y a todas las concepciones filosóficas”, sin embargo, es preciso aceptar que el pensamiento hegeliano constituye una de las obras más sólidas y permanentes del saber humano.
Hegel abarcó en sus escritos la totalidad del conocimiento de su época, así en sus trabajos analiza los temas relativos a la justicia, la política, la religión, la filosofía de la naturaleza, la historia filosófica, desde una mirada inquisitiva.
El particular valor de su obra radica, como puntualizó Federico Engels en el criterio histórico que recorre cada una de los temas que desarrolla y su debilidad en la formulación de un sistema, pretensión de toda filosofía, que culmina en la “la idea absoluta”. Esta conclusión contradice su método dialéctico que niega todo dogma y que constituye el gran valor de su pensamiento.
Hegel en todos sus análisis utiliza el método dialéctico para poner de manifiesto las contradicciones en las cuales se desarrolla la historia del hombre.
Así su famosa tesis: “Todo lo real es racional y todo lo racional es real”, pone de manifiesto como aquello que existe tiene carácter racional, en tanto responde a una necesidad, además de existir es necesario, pero cuando ésta desaparece, tal como enfatiza Engels, “todo lo que es real, dentro de los dominios de la Historia humana se convierte en el tiempo en irracional”. Por consiguiente, “todo lo que es racional en la cabeza del hombre se halla destinado a ser un día real, por mucho que choque todavía con la aparente realidad existente”.[2]
En la “Fenomenología del Espíritu” (1807) Hegel se ocupa del hombre total, el método y la metafísica, la política y las bellas artes, la religión y la psicología, la lógica y la historia concreta desarrolladas en sus páginas en un intento de abarcar todo el saber.
En esta obra, dice Alfredo Llanos, en el Estudio Introductorio a su traducción, “el designio de Hegel es describir y explorar las diversas figuras que asume la conciencia humana desde su forma más incipiente, la certeza sensible, hasta el saber absoluto.”[3]
Según Hegel, la filosofía tal como la desarrolla en la “Ciencia de la Lógica”, debe ser precisamente la “ciencia de la experiencia de la conciencia”, es en esta obra donde analiza todos los aspectos de la ciencia de su época, desde la matemática, la física, la química, la biología y en la cual incurre en errores de interpretación producto del estado de los conocimientos científicos logrados hasta ese momento.
En la “Lógica” la tarea principal que asume Hegel es dar una explicación de la primera razón del mundo, en este sentido Llanos señala: “Es indispensable entender que la explicación del mundo encierra la idea de una necesidad lógica porque la aparente ausencia de necesidad nos lleva a plantearnos el problema de su incompresibilidad. Por tanto, una filosofía que diera cuenta cabal del mundo tomaría como primer principio no una causa sino una razón, a partir de la cual procederá a deducirlo, no como un efecto sino como una consecuencia lógica”.[4]
Más adelante, en la tarea de dar una explicación de la primera razón del mundo concluye que: “La mayor abstracción posible común a cada objeto concebible en el universo es el concepto del Ser. No todas las cosas son materiales, pero sí poseen ser, puesto que todos los objetos son”.
En cuanto a la historia del mundo, de la cual se ocupó en “La filosofía de la historia”[5], Hegel sostiene que no es otra que el progreso de la conciencia de la libertad. En esta labor de hacer la historia sujeto a su necesidad, el hombre ejerce poder sobre la naturaleza exterior, mediante sus útiles (herramientas y maquinas) mientras a su vez está sometido a ella.
Otra afirmación de Hegel motivo de reflexión, la constituye aquello que sucede entre el actuar y el pensar de los hombres, al respecto dice: “No es el azar sino el desajuste entre lo potencial y lo actual. La idea universal no se entrega a la oposición, no se expone al peligro; permanece intangible e ilesa, en el fondo, y envía lo particular de la pasión a que reciba los golpes en la lucha. Se puede llamar a esto la astucia de la razón; la razón hace que las pasiones obren por ella y que aquello mediante lo cual la razón llega a la existencia se pierda y sufra daño”.[6]
Es, pues, oculta entre las pasiones del momento que agitan a los hombres en su accionar, que la razón permanece oculta y adquiere racionalidad en función de la necesidad.
Hegel nació en la ciudad de Stuttgart en 1770 y luego de estudiar en el Seminario Protestante de Tubingia, se graduó en 1793; trabajó de preceptor en Berna para trasladarse a Jena, siete años más tarde, donde junto a Schelling editando el “Diario critico de filosofía”.
En vida, publica la “Fenomenología del espíritu” (1807), a continuación la “Lógica” en dos tomos (1812 y 1816), la Enciclopedia (1817) y finalmente, en 1821, la “Filosofía del Derecho”. Muere en Berlín en 1831.
Los trabajos juveniles, los papeles de Jena, los de Nüremberg, los escritos políticos y los cursos sobre la historia de la filosofía, filosofía de la historia, estética y religión, fueron publicados posteriormente por los amigos y discípulos del filósofo.
J.C.Nicolau.
Diciembre 2006.
[1] Jacques D´Hondt (1966) – Hegel, filósofo de la historia viviente. (Amorrortu ed. B.A.)
[2] Federico Engels (1946) – Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana.(Moscú)
[3] Alfredo Llanos (1991) – Estudio Introductoria a la “Fenomenología del Espíritu” de Hegel. Ed. Rescate.
[4] Ibidem.
[5] G.W.F, Hegel (1956) – The philosophy of history. (Dover – New York) p.19.
[6] Ibidem p. 33
Recordar el pensamiento de Hegel a 175 años de su desaparición física, es un propósito que contribuye a interpretar los acontecimientos de nuestro vivir presente en un mundo convulsionado, a tal punto, que podríamos afirmar que nos encontramos atravesando un tiempo histórico de transición del cual emergerá una nueva época en el siglo XXI.
Jacques D´Hondt[1] en un trabajo sobre Hegel señala que éste presentía que el envejecimiento “afecta a todos los seres, a todas las cosas y a todas las concepciones filosóficas”, sin embargo, es preciso aceptar que el pensamiento hegeliano constituye una de las obras más sólidas y permanentes del saber humano.
Hegel abarcó en sus escritos la totalidad del conocimiento de su época, así en sus trabajos analiza los temas relativos a la justicia, la política, la religión, la filosofía de la naturaleza, la historia filosófica, desde una mirada inquisitiva.
El particular valor de su obra radica, como puntualizó Federico Engels en el criterio histórico que recorre cada una de los temas que desarrolla y su debilidad en la formulación de un sistema, pretensión de toda filosofía, que culmina en la “la idea absoluta”. Esta conclusión contradice su método dialéctico que niega todo dogma y que constituye el gran valor de su pensamiento.
Hegel en todos sus análisis utiliza el método dialéctico para poner de manifiesto las contradicciones en las cuales se desarrolla la historia del hombre.
Así su famosa tesis: “Todo lo real es racional y todo lo racional es real”, pone de manifiesto como aquello que existe tiene carácter racional, en tanto responde a una necesidad, además de existir es necesario, pero cuando ésta desaparece, tal como enfatiza Engels, “todo lo que es real, dentro de los dominios de la Historia humana se convierte en el tiempo en irracional”. Por consiguiente, “todo lo que es racional en la cabeza del hombre se halla destinado a ser un día real, por mucho que choque todavía con la aparente realidad existente”.[2]
En la “Fenomenología del Espíritu” (1807) Hegel se ocupa del hombre total, el método y la metafísica, la política y las bellas artes, la religión y la psicología, la lógica y la historia concreta desarrolladas en sus páginas en un intento de abarcar todo el saber.
En esta obra, dice Alfredo Llanos, en el Estudio Introductorio a su traducción, “el designio de Hegel es describir y explorar las diversas figuras que asume la conciencia humana desde su forma más incipiente, la certeza sensible, hasta el saber absoluto.”[3]
Según Hegel, la filosofía tal como la desarrolla en la “Ciencia de la Lógica”, debe ser precisamente la “ciencia de la experiencia de la conciencia”, es en esta obra donde analiza todos los aspectos de la ciencia de su época, desde la matemática, la física, la química, la biología y en la cual incurre en errores de interpretación producto del estado de los conocimientos científicos logrados hasta ese momento.
En la “Lógica” la tarea principal que asume Hegel es dar una explicación de la primera razón del mundo, en este sentido Llanos señala: “Es indispensable entender que la explicación del mundo encierra la idea de una necesidad lógica porque la aparente ausencia de necesidad nos lleva a plantearnos el problema de su incompresibilidad. Por tanto, una filosofía que diera cuenta cabal del mundo tomaría como primer principio no una causa sino una razón, a partir de la cual procederá a deducirlo, no como un efecto sino como una consecuencia lógica”.[4]
Más adelante, en la tarea de dar una explicación de la primera razón del mundo concluye que: “La mayor abstracción posible común a cada objeto concebible en el universo es el concepto del Ser. No todas las cosas son materiales, pero sí poseen ser, puesto que todos los objetos son”.
En cuanto a la historia del mundo, de la cual se ocupó en “La filosofía de la historia”[5], Hegel sostiene que no es otra que el progreso de la conciencia de la libertad. En esta labor de hacer la historia sujeto a su necesidad, el hombre ejerce poder sobre la naturaleza exterior, mediante sus útiles (herramientas y maquinas) mientras a su vez está sometido a ella.
Otra afirmación de Hegel motivo de reflexión, la constituye aquello que sucede entre el actuar y el pensar de los hombres, al respecto dice: “No es el azar sino el desajuste entre lo potencial y lo actual. La idea universal no se entrega a la oposición, no se expone al peligro; permanece intangible e ilesa, en el fondo, y envía lo particular de la pasión a que reciba los golpes en la lucha. Se puede llamar a esto la astucia de la razón; la razón hace que las pasiones obren por ella y que aquello mediante lo cual la razón llega a la existencia se pierda y sufra daño”.[6]
Es, pues, oculta entre las pasiones del momento que agitan a los hombres en su accionar, que la razón permanece oculta y adquiere racionalidad en función de la necesidad.
Hegel nació en la ciudad de Stuttgart en 1770 y luego de estudiar en el Seminario Protestante de Tubingia, se graduó en 1793; trabajó de preceptor en Berna para trasladarse a Jena, siete años más tarde, donde junto a Schelling editando el “Diario critico de filosofía”.
En vida, publica la “Fenomenología del espíritu” (1807), a continuación la “Lógica” en dos tomos (1812 y 1816), la Enciclopedia (1817) y finalmente, en 1821, la “Filosofía del Derecho”. Muere en Berlín en 1831.
Los trabajos juveniles, los papeles de Jena, los de Nüremberg, los escritos políticos y los cursos sobre la historia de la filosofía, filosofía de la historia, estética y religión, fueron publicados posteriormente por los amigos y discípulos del filósofo.
J.C.Nicolau.
Diciembre 2006.
[1] Jacques D´Hondt (1966) – Hegel, filósofo de la historia viviente. (Amorrortu ed. B.A.)
[2] Federico Engels (1946) – Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana.(Moscú)
[3] Alfredo Llanos (1991) – Estudio Introductoria a la “Fenomenología del Espíritu” de Hegel. Ed. Rescate.
[4] Ibidem.
[5] G.W.F, Hegel (1956) – The philosophy of history. (Dover – New York) p.19.
[6] Ibidem p. 33
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